miércoles, 27 de diciembre de 2017

Coleccionando experiencias

Hay colecciones intangibles, una de ellas es la Experiencia que da la edad, o el vivir intensamente, hay eventos que suceden muy pocas veces en la vida, tan raros, que muchos no se dan cuenta de ellos o bien, no viven lo suficiente como para ver su ocurrencia,  un ejemplo serian las Explosiones Volcanicas Paroxismicas, que pueden destruir las cosechas por dos años y provocar hambruna mundial, y que no se ha visto una en 300 años.

Pero hay eventos mas cercanos, como los Terremotos, que dejan enseñanzas que solo los que lo vivieron pueden entender, los que vivimos el de 1985 sabemos perfectamente que el del 2017, fue un paseo por el parque comparado con el anterior, pero sin embargo marcara a la generacion que lo vivio, han tenido la oportunidad de ver como la vida puede extinguirse en un segundo, la necesidad de la unidad humana, o el peligro de vivir en la Condesa o en la Roma.

Pero hay cosas muy sutiles, que poco se han difundido, en el temblor del 85, varios amigos mios vivian en el Centro y me platicaron algo que me parecio extraordinario, la primera onda del temblor no fue como lo sentimos la mayoria, que el suelo se mueve, sino que llego con tal intensidad, que los lanzo al aire, cayendo un metro mas alla de donde estaban parados; pues bien, esto volvio a repetirse, pero esta vez en Villa Coapa, donde un par de conocidos me narraron exactamente lo mismo.

Este tipo de experiencias son las que modifican nuestro comportamiento, los que vivimos el del 85 no rebasamos la linea amarilla en el Metro (aun recordamos los electrocutados de aquella epoca), y ahora asumo que muchos de la nueva generacion ya tambien lo aprendieron, ya no veo que casi nadie rebase la linea en las estaciones del centro.

Lo mas curioso, es que estas experiencias se olvidan, en el 85 los daños en Tlalpan, la Roma, Condesa o el Centro, mataron efectivamente esas zonas, pero con los años, se perdio ese conocimiento, se comenzaron a construir desarrollos residenciales en zonas que sabiamos que eran mortales, parte corrupcion, parte codicia, se impulso el desarrollo urbanistico de lugares que deberian de dejarse como espacios abiertos, tal es su peligrosidad, los mapas de riesgo en donde se les marca con la letra G, desaparecieron misteriosamente, los estudios que mostraban que vivir ahi era una cuestion de solo esperar morir en el siguiente sismo grande, se volvieron secretos, se ocultaron o simplemente se destruyeron.

Pero nuestra mente los tiene bien guardados, recordamos muy bien que zonas fueron destruidas en que temblor y se reafirmo con el del 2017, (y que si revisamos los de 1932 y 1912, son exactamente las mismas), y ese conocimiento nos servira contra los Corruptos, que ocultan los datos y contra las Constructoras que otra vez, saldran impunes de sus crimenes.